El soplo

Darius y Jeanette no se habían sentido tan libres y alegres desde los despreocupados días del inicio de su relación. Veinticinco años, dos hijos, un nieto y un golden retriever después, y pese a todos los altibajos que habían encontrado durante el camino, el amor del uno por el otro se mantenía vivo y solido. Y ahora tocaba celebrarlo.

Para sorpresa de Jeanette, esta vez Darius había hecho todos los preparativos del viaje. Y si bien es cierto que Darius era un romántico empedernido, cuando se trataba de organizar su escapada anual, bueno, se podría decir que su esposa lo superaba con creces.

Pero las cosas eran diferentes esta vez, porque esta vez él tenía información. Y ésta era oro puro.

La propuesta

Darius tenía ante sí la oportunidad perfecta para dejar a Jeanette anonadada y feliz con su iniciativa, ocupada como estaba en su trabajo durante los últimos meses, y con poco tiempo para mirar opciones para escaparse durante unos días. Pero esta vez era él quen había estado haciendo planes, dándole pistas de vez en cuando indicándole que algo bueno estaba por venir.

Pese a las preguntas de su mujer logro mantener la tensión del momento hasta hacer el gran anuncio durante el día siguiente, en la celebración de su aniversario. Tanto él como Jeanette habían estado trabajando intensamente desde hacía mucho tiempo y se merecían unas vacaciones perfectas en un sitio tranquilo y fácilmente accesible, pero a la vez también alejado de todo.

La reacción

El gran día finalmente había llegado y mientras disfrutaban de una cena a la luz de las velas que ambos habían preparado en casa, Darius le dio la noticia a su esposa. Jeanette solo pudo rendirse ante el inesperado gesto de Darius. Puede que ella hubiera perdido la esperanza hace mucho tiempo, pero parecía que su esposo definitivamente no había sucumbido a resignarse. También parecía haber tendo acceso a algún tipo de información inspiradora, como confesaría más tarde de una manera bastante dramática.

No solo la idea parecía una locura al principio, sino que encima el misterio se iría acumulando hasta el día de su partida, ya que Darius ni siquiera quería revelar su destino. ¿Qué diablos le estaba pasando a su marido? pensó Jeanette. Eso no era propio de él en absoluto. ¡Era ella quien siempre organiza todos los aspectos de sus vidas! Es ella la profesional en cuanto respecta a la planificación.

Las contramedidas

Jeanette se dejó llevar durante la cena, poniendo ciegamente su felicidad en manos de su marido, tal como lo había hecho todos esos años atrás. Copa tras copa de vino pensó en todo ese tiempo y pensó en Darius. Dejando a un lado alguna que otra pelea importantes y una breve separación, la suya había sido una relación por la que definitivamente había valido la pena luchar, y realmente era hora de celebrarlo. La vida sólo se vive una vez.

Pero en los días siguientes la curiosidad la estaba matando, y poco tardó en descubrir los planes secretos de su esposo. Su hijo pequeño adolescente la ayudaría a investigar, por supuesto. Después de todo era ella la que le proporcionaba un suministro continuo de pizzas congeladas y helado, para su consternación. Pero ahora podía usar eso para su ventaja, ahora mamá tenía la sarten por el mango y de algo le tenía que servir.

Cuando su hijo cantó, sin embargo, se sintió culpable por haber descubierto la gran sorpresa que su padre estaba tramando, por lo que Jeannette decidió dejar dejar que su marido ampliara sus dotes de de planificación. Resultó que Darius había reservado un hotel que tenía buena pinta en las montañas del norte de Mallorca, siguiendo la recomendación de un buen amigo, y se estaba asegurando de que se lo pasarían realemente bien allí, hablando con el personal del hotel de vez en cuando para preparar algo especial para ella.

Las semanas pasason y al fin había llegado el final de julio y, con ello, su tan esperado viaje. Jeannette hizo un trabajo estupendo fingiendo no saber nada al respecto cuando llegaron, elogiando enórmemente a Darius durante los primeros días por la excelente elección de alojamiento. La finca era tal y como ella había visto en las fotos que, de escondidas, miraba una y otra vez mientras estaba en el trabajo, y también lo era el ambiente tranquilo pero lleno de vida que se respiraba, tal como ella esperaba.

Las vistas

Binibona era un lugar especial y único, al igual que Ca’n Beneït, con sus vistas a la montaña y sus cenas únicas en la terraza. Habían estado exprimiendo al máximo sus hermosos días en la isla, visitando playas, viñedos, dando un paseo por un bosque cercano e incluso haciendo yoga en el hotel. Pero Jeanette tenía ganas de no hacer nada por un día, y Darius no podía estar más de acuerdo con su esposa.

La piscina ofrecía vistas celestiales de las montañas boscosas cercanas y los picos de piedra caliza, y les habían dicho que allí se servían cócteles y snacks para los huéspedes del hotel durante el día, lo que sonaba como un plan perfecto. El día era además bonito, con un nitido cielo azul agraciado por una suave brisa. Incluso se podía ver el mar, a lo lejos, brillando de color plata hasta color azul según la hora del día.

El punto clave

Después de haberse sentado en la terraza de la montaña de su suite tras el desayuno, disfrutando de sus libros y del silencio cautivador solo interrumpido por el video de su nieto de un año, finalmente fueron a por sus tumbonas en la piscina

Ca’n Beneit no era el tipo de lugar donde necesitas apresurarte para reservar tumbonas a primera hora de la mañana a riesgo de no encontrar ningún lugar libre si no llegas a tiempo.

La terraza del área de la piscina se extendía a una pequeña plaza con un área sombreada donde estaba una sauna. Esto también parece interesante durante el invierno, pensó Darius: sauna y piscina como lo hacen en el norte.

En el lado izquierdo del área de la piscina también había un par de camas balinesas que proporcionaban sombra y protección contra el sol con vistas a la piscina y al antiguo edificio principal de la propiedad. Era realmente un lugar donde perderse.

Los azules

Jeanette encontró otra sorpresa de su esposo esperándola junto a la piscina

– Jeanette: ¿Hay algo que necesites decirme Darius?

– Darius: No cariño, es solo que te mereces lo mejor. Disfruta de la fruta cortadita de manera fina y elegante solo para ti, como debe ser

– Jeanette: ¿Desde cuándo puedes ser tan cursi?

– Darius: Desde el día en que te vi por primera vez caminando por el campus de camino a tu clase de historia medieval.

– Jeanette: ¡Oh, basta! Y ayúdame a comer algo de fruta también

– Darius: No, gracias, me estoy reservando para mi la hamburguesa. Los chicos de la cocina me han dicho que todo es casero, incluso la lechuga y los tomates son de cosecha propia durante la temporada.

– Jeanette: Te has llevado bien con todo el equipo, ¿verdad?

– Darius: Efectivamente. Me encantó cuando me enseñaron cómo preparan esa terrina de cordero.

– Jeanette: Oh, Dior. La terrina de cordero, que gusto ¡No me hagas hablar de ello que me entra hambre!

– Darius: un nuevo clásico

– Jeanette: Mira el menú de snacks Darius, también hacen costillas. ¡Incluso wraps! ¡Y Lobster roll!

– Darius: ¡Opciones, opciones!

– Jeanette: Pidamos algunas bebidas mientras tanto, que nos estamos viniendo arriba.

– Darius: Suena bien. Tomaré una ginebra. Por los buenos tiempos.

– Jeanette: Me pregunto qué estará haciendo Johnny

– Darius: Estará bien, le compré suficientes provisiones para sobrevivir durante un mes

– Jeanette: A los dos niños les hubiera encantado esto. Quizás la próxima vez puedan unirse a nosotros

– Darius: ¿Habrá una próxima vez entonces?

– Jeanette: Tal vez la haya. Ni confirmo ni desmiento

– Darius: Mis habilidades para detectar hoteles no eran tan malas después de todo

– Jeanette: Fue James quien te habló de este lugar, Darius

– Darius: Pero hice todas las búsquedas y las reservas. Merezco mucho algún reconocimiento. Se necesita algo de tiempo, ¿sabes? para cuadrar las cosas!

– Jeanette: lo se, cariño

– Darius: Lo tomaré como un cumplido, gracias

– Jeanette: Entonces, ¿deberíamos traerlos a todos la próxima vez?

– Darius: ¡Sí! ¿Por qué no?

– Jeanette: Está bien, pero conduces tu

– Darius: trato hecho

– Jeanette: Me voy a la piscina ahora, que hace calor. ¿Te vienes?

– Darius: contigo, siempre

La historia

Todos los personajes de esta historia son ficticios y no se basan en ningún huesped presente o pasado. ¡Feliz lectura!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *